Villa San
Luis
¿Bucear en el lago que había al lado de
la casa?, ni loco, sería lo último que hiciera. Ni se te ocurra bañarte en la
laguna, le advertía su madre cada vez que salía en bicicleta con los amigos. En
el pueblo existían antiguas leyendas de fusilados y desaparecidos. El paraje
ejercía una irresistible atracción para los chavales que no dudaban en
zambullirse en calzoncillos en el verdor de sus aguas. Él prefería rodear las
ruinas de la vieja casa para sentarse a la sombra de la encina, extrañamente
frondosa durante todo el año, y contemplar el muro trasero picoteado de
pequeños orificios, imaginando. . .
* * *
El loco del pozo
Bucear en el lago que había al lado de la
casa que había en el valle que había en tu ombligo, bucear sin querer salir a
respirar, abrazado por tus cálidas piernas de agua y algas, y al final salir para
volver al fondo, hasta morir…
La niña María temblaba bajo su vestido, rodeaba
fuerte mi cuello con sus bracitos blancos, asomándonos al brocal para buscar la
luna que había dentro. Aún la escucho por las noches llamándome ¡Papá, Papá!
Llega la enfermera con la medicación, es
hora de acostarse. Me llamo Fernando, aunque desde niño me llaman el loco del
pozo.
* * *
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