BIG EYES
Pestañeó
dos veces para decir que sí, según lo acordado. Le habían encargado vigilar
tras el arrecife y avisar si llegaba algún barco. Un pestañeo “no”, dos, “sí”.
Sus enormes ojos lloraban por el esfuerzo, lo intentó desesperadamente pero ya
era demasiado tarde, las redes los habían rodeado, veloces, cerrando cualquier
escapatoria.
Olvidaron
que sus ojos carecían de párpados. Maldita memoria de pez.
* * *
LA MADRE
Pestañeó dos veces para decir que sí.
Sedado y monitorizado contemplaba tranquilo a la señora vestida de negro inmóvil a los pies de la cama. Llevaba dos semanas visitándole cada noche, en silenciosa compañía. Al principio la tomó por una interna de la quinta planta que conseguía escapar al control de los enfermeros.
Sedado y monitorizado contemplaba tranquilo a la señora vestida de negro inmóvil a los pies de la cama. Llevaba dos semanas visitándole cada noche, en silenciosa compañía. Al principio la tomó por una interna de la quinta planta que conseguía escapar al control de los enfermeros.
Hasta que ayer le habló de un hijo con
su misma edad, con dos niñas pequeñas y un corazón cansado de vivir. Una pena, a
menos que llegara un milagro.
Por eso hoy le ha dicho "sí", tendría su milagro. Y mañana él, después del trasplante, volvería a nacer, pensó.
Desconectó la máquina.
Desconectó la máquina.
* * *