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sábado, 12 de mayo de 2018

CUANDO ÉRAMOS JÓVENES

LA ABUELA JOAQUINA
“Cuando éramos jóvenes…”, así empieza siempre mi abuela sus historias. Me enseña una foto de su marido Domingo, el miliciano, muerto en el treinta y nueve. Habla de las guerras de Marruecos y Cuba, de los carlistas y los pronunciamientos militares, de su primer esposo Juan Martín que cayó en Sierra Morena luchando contra los franceses. Me lo cuenta con detalles que no aparecen en ninguna enciclopedia y todo lo acompaña con recortes de periódicos ajados o daguerrotipos en los que siempre aparece ella con su cara pálida como la luna.
Nadie conoce su edad. A mis noventa años creía haberlo visto todo.



GORRIONES Y LAGARTIJAS
Cuando éramos jóvenes vivíamos felices como si no hubiera un mañana, persiguiendo perros callejeros por los descampados o cazando gorriones adormilados entre las ramas de los almendros. Nos enamorábamos perdidamente cada verano y mudábamos la piel de las rodillas varias veces al año, como reptiles por las cunetas.
Tan jóvenes éramos que no existía el tiempo, y nuestra mayor preocupación era improvisar alguna excusa creíble que explicara los agujeros del pantalón y, a pesar del certero zapatillazo de nuestras madres, salir victoriosos del aprieto. Nos acostaban sin cenar pero no importaba, un nuevo día estaba al caer.



A TRES PATAS
«Cuando éramos jóvenes soldados, “La Patria Te Necesita”; cuando universitarios, éramos el futuro del país; si trabajábamos, los pilares de la economía; de pequeños, la alegría del hogar. Y ahora sólo somos los números rojos de una balanza desequilibrada, un estorbo en la familia, la solución atemporal al enigma de una esfinge…»
Llegado a este punto, el resignado auditorio que cada tarde sufría las charlas del nuevo, cabeceaba ya en sus sillones mientras la enfermera le recriminaba que no les dejara descansar.
Otro día triste para Juan, esperando la visita de su hija, siempre tan atareada con el trabajo y la familia.

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