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miércoles, 17 de enero de 2018

Microcuentos 1


Villa  San  Luis
¿Bucear en el lago que había al lado de la casa?, ni loco, sería lo último que hiciera. Ni se te ocurra bañarte en la laguna, le advertía su madre cada vez que salía en bicicleta con los amigos. En el pueblo existían antiguas leyendas de fusilados y desaparecidos. El paraje ejercía una irresistible atracción para los chavales que no dudaban en zambullirse en calzoncillos en el verdor de sus aguas. Él prefería rodear las ruinas de la vieja casa para sentarse a la sombra de la encina, extrañamente frondosa durante todo el año, y contemplar el muro trasero picoteado de pequeños orificios, imaginando. . .
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El loco del pozo
Bucear en el lago que había al lado de la casa que había en el valle que había en tu ombligo, bucear sin querer salir a respirar, abrazado por tus cálidas piernas de agua y algas, y al final salir para volver al fondo, hasta morir…
La niña María temblaba bajo su vestido, rodeaba fuerte mi cuello con sus bracitos blancos, asomándonos al brocal para buscar la luna que había dentro. Aún la escucho por las noches llamándome ¡Papá, Papá!
Llega la enfermera con la medicación, es hora de acostarse. Me llamo Fernando, aunque desde niño me llaman el loco del pozo. 

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